Nunca escribo para ti, aunque sabes que eres inmensamente importante para mi. Parche ésta va por tí, que ya era hora:
Tengo la suerte de Pinocho sin tener su horrenda nariz.....tengo un Pepito Grillo particular, que con gorro de copa y bastón hace magia en torno a mí. Lo conocí alrededor de la hoja 4, época de prólogos y primeros balbuceos del corazón. Era entonces caballero sin armadura, con la piel expuesta a las inclemencias y siempre dispuesto a abrigar una posibilidad. Detrás de sus gafas podías ver luces brillantes de creatividad y sus inmensas ganas de reir.
Cambié de página y también él lo hizo....
Cambié de piel y probé de su locura....
A algo debió amarrarme porque aún sigo, en cierta forma, atada a la dulce demencia que destila.
Los años modificaron los sueños, los mios primero, los suyos después, pero aun así continuamos revolviendo las conversaciones con los cafés de media tarde.
Hubo milenios que me alejé, me encerré y cerre el libro,tube que errar mucho y muy profundo para darme cuenta de que lo realmente válido era más facil de comprender, y quien no supiera verlo, sencillamente no tenia cabida en mi fantasía.
Cuando volvi a abrir mi puerta hacia el mundo fue el primero en recibirme con los brazos abiertos, sin un solo rencor entre los dedos.
Las páginas del cuento han ido pasando, y aparece ya en cada una de ellas, el endereza los renglones que a mi me salen torcidos, y estira las hojas que yo a veces dejo arrugadas. No lleva cuentas de las páginas, pero conoce a la perfección todo su contenido, por eso, si algun día me decido a soñar despierta, estará el primero en mis agradecimientos. Mientras tanto, aquí te dejo mi granito de arena, mis gracias y todos los huevos de la cesta, aunque no hay suficientes gallinas para tanto
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