Se fue merodeando por las callejuelas, barriendo los restos de la noche con su sombra.Caminaba sin rumbo, acá y allá, según le parecía, como perdido...o como buscando algo intangible, inexistente. Arrastraba el olor a pescado podrido y algas de los muelles de la ciudad, aunque aún tenía el estómago vacío. No tenía donde ir, ni nadie que esperase por él, tampoco le habría importado....
Simplemente merodeaba, buscaba un lugar donde dormir el cansancio de los años, de las huidas, de tanta vida callejera. En ocasiones se detenía y alzaba la mirada, y se quedaba quieto y muy callado, viendo en el aire energias invisibles en medio de la nada. Cuando la visión desaparecía retomaba su camino sin rumbo.
Ya los músculos y huesos pesaban en su cuerpo, la sangre no palpitaba con la misma ansiedad, era solo el principio del fin.
Cuántas noches habrá visto pasar, cuánta vida en equilibrio.....
Al rayar el día subió a lo alto del muro y se se quedo allí, mirando hacia el jardín.....igual se despedía. Aquellos grandes y amarillos ojos, atravesados por una perfecta y vertical linea negra se quedaron grabados en mi memoria infantil. La brisa de la mañana fue poco a poco diluyendo su calor, a la vez que le daba la ultima caricia a su pelaje.
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